El Honor, sí, eso pensé a las 5.30 pm del pasado jueves cuando venía en el abarrotado Metro Caracas. Había cerca de 5 señoras de pie al lado mío. Veía en sus caras el desgaste del día. De haberse despertado a las 4 de la mañana para hacer las arepas, lavar la ropa y mandar a los hijos y a los nietos al colegio para después salir a trabajar por el sueldo mínimo o por un poquitico más en la caja de un automercado o limpiando los hogares privilegiados de personas como yo. Veía en sus caras la resignación der llegar a casa a preparar el almuerzo del día siguiente, de revisar si el muchacho hizo la tarea, a lavar más ropa con el agua que tienen almacenada desde hace 2 meses en una "pimpina", para luego acostarse a dormir a las 11 de la noche y continuar con la rutina.
Veía los pies hinchados, cansados, las líneas tristes de sus caras. Resignadas otra vez, como yo, de que ningún "caballero" o "damita" les cediera el puesto.
Este es el pan de cada día. Pero ese jueves fue distinto. Delante de mi venían dos jóvenes uniformados, identificados con las letras "GN" (Guardia Nacional). Un muchacho y una muchacha. No tendrían más de 20 años. Y estaban allí, ocupando el asiento que les corresponde a las señoras.
Estaba nerviosa, molesta, me sentía impotente, paralizada por el pánico que me producía siquiera pensar en decirles algo. En acabar con la injusticia. Pero no pude, me venció el miedo. ¿Qué y si eran unos locos y me seguían? ¿Si se antojaban de mi bolso, de mi celular, de mi iPod?
"El Honor es su Divisa" es el lema de la Guardia Nacional, ahora Guardia Nacional Bolivariana. Yo no sé qué honor es ese. Yo no sé qué les enseñaron en esa Academia donde se supone que el soldado tiene que ser igual de ciudadano que todos nosotros porque su deber es cuidarnos y de alguna forma u otra, educarnos. Del soldado del que debemos sentir admiración y respeto, y no verguenza ni miedo.
¿De qué se habrán cansado tanto que eran incapaces de ceder sus puestos? ¿De entrenar nuevas formas de echarnos "gas del bueno" de una forma más dañina y efectiva? ¿De entrenar para la guerra contra Colombia? ¿De pasar todo el día haciendo absolutamente nada útil para la Patria? "Patria, Socialismo o Muerte", perdón. Asco.
En fin, llegué a mi parada con el estómago en la garganta, con ganas de gritarle a los usuarios del Metro que no debemos dejar que nos pisoteen, pero no pude, otra vez, lo confieso. Me venció el miedo.
Así que llegué a mi destino más descepcionada de la Fuerza Armada Nacional que antes. No sólo por su manifiesta cobardía sino por su falta de Honor, y su falta de espíritu ciudadano.
Veía los pies hinchados, cansados, las líneas tristes de sus caras. Resignadas otra vez, como yo, de que ningún "caballero" o "damita" les cediera el puesto.
Este es el pan de cada día. Pero ese jueves fue distinto. Delante de mi venían dos jóvenes uniformados, identificados con las letras "GN" (Guardia Nacional). Un muchacho y una muchacha. No tendrían más de 20 años. Y estaban allí, ocupando el asiento que les corresponde a las señoras.
Estaba nerviosa, molesta, me sentía impotente, paralizada por el pánico que me producía siquiera pensar en decirles algo. En acabar con la injusticia. Pero no pude, me venció el miedo. ¿Qué y si eran unos locos y me seguían? ¿Si se antojaban de mi bolso, de mi celular, de mi iPod?
"El Honor es su Divisa" es el lema de la Guardia Nacional, ahora Guardia Nacional Bolivariana. Yo no sé qué honor es ese. Yo no sé qué les enseñaron en esa Academia donde se supone que el soldado tiene que ser igual de ciudadano que todos nosotros porque su deber es cuidarnos y de alguna forma u otra, educarnos. Del soldado del que debemos sentir admiración y respeto, y no verguenza ni miedo.
¿De qué se habrán cansado tanto que eran incapaces de ceder sus puestos? ¿De entrenar nuevas formas de echarnos "gas del bueno" de una forma más dañina y efectiva? ¿De entrenar para la guerra contra Colombia? ¿De pasar todo el día haciendo absolutamente nada útil para la Patria? "Patria, Socialismo o Muerte", perdón. Asco.
En fin, llegué a mi parada con el estómago en la garganta, con ganas de gritarle a los usuarios del Metro que no debemos dejar que nos pisoteen, pero no pude, otra vez, lo confieso. Me venció el miedo.
Así que llegué a mi destino más descepcionada de la Fuerza Armada Nacional que antes. No sólo por su manifiesta cobardía sino por su falta de Honor, y su falta de espíritu ciudadano.
"El Honor es su Divisa" Seguramente CADIVI metió las manos en eso también.