En el primer día de la segunda mitad de este año, me pregunto qué hice durante los últimos meses de mi vida que no se limitara a sólo existir. Que no se limitara a despertarse cada mañana, tomar la taza de café con leche y maquillarme en el carro, e insistir en delinearme los ojos por las abolladas calles de Boleita. Qué más hubo aparte del Metro más lleno, más lento, menos eficiente, más rojo. Qué existió aparte de la arepa que un día costaba 7 bs., y el otro 7.50, y la semana siguiente 8 bs.
Este año empezó con que Fabiolita tenía nueva figura. Empezó con saber todo de Rumania y de la Unión Europea. En esa mitad de año se hizo realidad el primer deseo que recuerdo haber deseado. Blanca, fría y brillante, suave y resbaladiza, mejor de como me la imaginé, vi montones y montones de nieve, blanca por todos lados. Me caí, la odié, la volvía amar. Gané.
Mi hermana se hizo profesional, o bueno, le dieron un papel que eso decía, ella lo ha sido desde hace un rato ya. Y faltaba poco para Holanda, mientras descubrí que amaba Melendi, porque además me hacía recordarte. Fui experta armando carpetas para CADIVI mientras aprendía de Rasputín y del zarevich enfermo, y de la que fue amante de Miranda. Aprendí de Rusia más de lo que sé de otro país... Amplié mis conocimientos de geografía, de tácticas de guerra y de negociación. Aprendí a decir SÍ con reservas, con diplomacia, si se quiere con un poco de hipocresía...
Vi putas en Amsterdam, y me sorprendí porque no me sorprendió como pensé que lo haría. Y tomé fotos y llevé la bandera de Venezuela a La Haya y me tomé una foto con Pakistán, con España, con Canadá, con México, con USA, con Grecia, con Nicaragua...
Aprendí a besar a un extraño como si lo conociera de toda la vida, y me di cuenta de que podía escribir. Gaudí me enseñó lo hermosa que es la naturaleza, e hice llorar a mi amiga. Y la hice reír también y la hice conocer otra vez la ciudad en donde vive. Aprendí a "flipar" y a no ser tan "borde" y me reí porque en Barcelona todos creen que soy argentina.
Esta mitad de año recordé lo frágil que es la vida, descubrí que no sé escribir en inglés y también descubrí lo lento que pasa el tiempo cuando uno espera algo... Así sea incierto. Así haya resultado haber pasado un mes tachando días y sientiéndolos sin sentido. Descubrí que no me importa la ausencia de acentos ni los errores ortográficos ni el "espanglish" cuando se trata de vos.
Pude apoyarme en mis amigas para todo, les conté de Julián, y abrí sus cuentos. Y estudié y obtuve buenas notas y estuve de vacaciones. Fui a la playa dos veces y sigo estando igual de blanca, como si el sol no tuviese efecto sobre mi piel. Y me están enseñando a entender que soy hermosa, aunque el mundo, así sea el mundo más importante, me diga lo contrario.
Ha sido una buena mitad de año... Por la otra voy.