¿Y qué hago con estas ganas de buscarte? De escribirte y que todo vuelva al sitio que corresponde. Tu y yo en un café, riendo. Filosofando. Hablando de zapatos y miramar.
Dime cómo hago para explicarte. Para que comprendas que te quiero, sin importar las veces que tu no me quieras.
Te necesito. Mucho.
Y sólo te consigo en la luna, en Cortázar, en el verde. Ya no estás y me duele, y no sé como hacerte volver.
Maldita ignorancia emocional. Maldito egoísmo. Desgraciado orgullo. Evidente complicación.
Fuimos eternos. Permítenos los tiempos verbales presente y futuro, de nuevo. Por favor.
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