Mi amiga Grace... Ella cree que no sabe nada de la vida. ¿Podría estar más equivocada? ¡Es que sabe un montón! Y leyendo su blog aprendí, que para ser mejor persona cada día, no hay que hacer cuestiones sobrehumanas e imposibles, sólo hay que tener empuje y fe. Esto es lo que ella dice:
"-Ayudar a quien sea, siempre que esté en mis manos, lo posible y lo imposible también;-Echarle bo… ganas a mi carrera, porque me quiero graduar rápido, porque yo no pertenezco a ese lugar (esto no aplica a mi, ¿no? porque yo sí pertenezco a la UCV, pero sí, hay que echarle muchas muchas bo...);-Reír, reír mucho, disfrutar cada segundo de vida, porque Male me enseñó que cada segundo puede ser el último;-No guardar rencor, ¡nunca jamás! Las veces que lo sentí ese rencor sólo me daño a mi, nunca más;
-Cambiar el mundo en lo que yo pueda, y aprender a entender cuando no queda más nada que hacer;
-Crecer, madurar, tratar de componer mi vida, porque quiero mirar hacia atrás y sentirme orgullosa de lo que he logrado;
-Hacerme fuerte, tener la voluntad de decir no, tener la fuerza de sobreponerme a mi misma, no más debilidad;
-Y por ahora, último: “HACER LAS VAINAS BIEN”"
Hacer las vainas bien... Pero ¿cómo se hace? ¿cómo sabemos que mientras caminamos, en vez de avanzar lo que hacemos es pisar las flores que crecen en el camino?
¿Hay acaso alguna instrucción en un letrero de madera que te indique si estás haciendo lo correcto?
Sinceramente, no. No lo he conseguido, ni lo voy a conseguir. Hacer las cosas bien implica un sentido de responsabilidad y de ganas de mejorar que no todos tenemos.
Significa darnos cuenta de que para cambiar al mundo, es necesario cambiarnos nosotros mismos primero, porque si en nosotros no hay voluntad para ser mejor, ¿cómo vamos a poder con aquellos que están fuera de nosotros?.
Hacer las cosas bien requiere gallardía y coraje, porque "...los monstruos existen, y los fantasmas existen también. Viven dentro de nosotros, y a veces, ellos ganan...". El punto está en no permitir que ganen, en ser más fuertes. En tener la entereza de reconocer a un fantasma y desvanecerlo, en saber cuáles son nuestros errores y poco a poco aprender de ellos para no seguir lastimándonos.
En aceptar que a veces estos monstruos dejan grandes heridas y que debemos actuar con la precisión y erudición de cirujano plástico, de modo que no queden ni las cicatrices, sino el simple recuerdo de la caída u operación.
Hacer las cosas bien es un arte. Es un arte que estoy dispuesta a dominar.