sábado, 25 de diciembre de 2010

desORDEN

Ordenar. Me he vuelto la mejor organizadora. El estudio, la cocina, mi cuarto, la sala, el clóset, otra vez mi cuarto.

Soy una máquina que se dedica exclusivamente a ordenar.

Y es que cuando ordeno, mi mente está en los papeles, en el polvo, en dónde ubicar los objetos, en qué cosas se botan, cuáles se donan, cuáles se guardan y en qué sitio.

Ordenar y escuchar música mientras ordeno, evitan que piense. Evitan que sienta. Evitan que vuelva a la miseria que soy cuando no tengo nada en mis manos para colocar o descolocar. Ordenar impulsivamente, obsesivamente, se ha convertido en mi refugio, en mi refugio contra la tempestad de mi misma.

Porque estoy gris y nada puedo hacer para evitarlo. Porque no quiero más. Ya no me interesa sentirme feliz, ya no me interesa hacer feliz a los demás. Ni siquiera me interesa estudiar, porque ya no soy inteligente ni brillante y sinceramente no me importa.

Porque ya no quiero ser más. No quiero hacer más. Me rindo.
No soy yo conmigo, y no voy a ser yo con nadie más porque no quiero.

No quiero.
Y ya.

No quiero ordenarME porque no sé cómo. ¿Alguna sugerencia?

2 comentarios:

  1. Golpea una almohada, y ten fe en que todo se va a arreglar, de alguna manera las cosas siempre se arreglan.

    YO tengo el cupo de ser la gris este mes! me lo gane! asi que no tienes permiso para ser la gris porque es una de nosotras a la vez!

    Se va a arreglar todo fabi

    te adoooooooro

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  2. Cariño: Muchas veces ponemos orden externo porque estamos haciendo reacomodos internos. Eso a veces significa dejar ir... y eso duele. No es malo. Y Grace tiene razón. Todo pasa. Te amoooooo!

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