domingo, 21 de junio de 2009

Huellas...



Mamá decía que cuando uno se paraba a la orilla de la playa y dejaba que los pies se enterraran en la arena, esas huellas irían a parar a los corazones de nuestros seres queridos una vez que ellos pisaran la costa.

Y desde que soy niña lo hago, y mis huellas suelen ir a México. Donde está toda mi familia, toda esa familia que no conozco, y que igual quiero con el alma.

Y ayer, ayer no se fueron a México. Se fueron a Nicaragua. Y esperan, a que unos ojos verdes vuelvan a ver la línea perfecta que dibuja el océano en el horizonte. Esas huellas que esperan en esa playa donde hubo una vez un barco con un tesoro, y que esperan también a que sean devueltas al Caribe venezolano.

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